El contacto diario con familias en proceso de crianza me ha hecho muy consciente de sus principales preocupaciones. Y me lleva a una conclusión clara: vivimos en la época en la que las familias están más informadas que nunca sobre cómo criar a sus hijos… pero también en la que más desorientadas se sienten.
Por este motivo, para cerrar el curso escolar, me gustaría hacer algunas reflexiones que espero sirvan a algunas familias para educar desde la tranquilidad.
¿Demasiada información… y poca claridad?
Es totalmente normal que, al convertirnos en padres, queramos estar informados. Queremos hacerlo bien, ser los mejores, no fallar. Sin embargo, el exceso de información —especialmente a través de redes sociales— puede volverse en nuestra contra. Recibimos cientos de vídeos y consejos breves, pero pocos nos permiten profundizar. Esta sobrecarga superficial de datos no aclara, sino que genera más dudas sobre cómo actuar.
¿Quién está detrás de lo que lees o ves?
Uno de los grandes retos es valorar la fuente de la información. Hoy en día, cualquier madre o padre puede compartir su experiencia en redes. Eso está bien, pero no es evidencia científica.
Cada experiencia es única, y lo que funciona en un caso no necesariamente servirá en el tuyo. Además, el «postureo» existe también en la crianza y no solo cuando mostramos el lugar al que nos hemos ido de vacaciones. No todo lo que se muestra refleja la realidad.
En cambio, los contenidos generados por profesionales con formación sí pueden ayudarte de forma fiable. En Centro Intelecto, por ejemplo, compartimos pequeñas píldoras informativas sobre salud mental, familia, pareja, educación y crianza, con el objetivo de acercar la psicología a las familias con un lenguaje sencillo y accesible, pero siempre con contenido riguroso y contrastado.
Internet está lleno de “métodos” para aplicar y conseguir los resultados que queremos en temas tan variados como el sueño, la alimentación o la estimulación del lenguaje, entre otros. Muchas familias conocen términos como crianza positiva, BLW (Baby-Led Weaning), baby sign, Montessori…
Y la lista sigue creciendo. ¿El problema? Intentar seguir un poco de todo puede convertirse en un caos.
Lo que vemos los especialistas es que esta sobreinformación provoca pautas educativas inconsistentes, lo que llega a confundir al niño.
Es útil conocer distintas propuestas, claro, pero no existen recetas mágicas para educar. Cada niño es único. Lo más importante es elegir enfoques que se alineen con tus propios valores y estilo de crianza.
Las vacaciones pueden ser un buen momento para reflexionar con calma y decidir una estrategia educativa coherente y propia.
¡Cuidado con los autodiagnósticos!
Uno de los mayores riesgos es ponerle etiquetas a nuestros hijos basándonos únicamente en lo que hemos leído o visto en internet. Esto puede generar alarmas innecesarias o, peor aún, pasar por alto lo que realmente necesita atención. Ante cualquier sospecha, consulta siempre con profesionales.
Informarse es bueno. Cuestionarse también. Pero no pierdas de vista lo más importante: tu intuición, tus valores y el acompañamiento profesional cuando lo necesites.
¿Te interesa saber más? En Centro Intelecto estamos a tu disposición para profundizar contigo en los temas que te preocupan.
Macarena Gea
Psicóloga sanitaria AN 04835

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