Cuando vamos a tener un bebé tenemos muy en cuenta cuidar los detalles que procuran su bienestar desde su llegada. Preparamos con ilusión la ropita con tejidos orgánicos que eviten las reacciones en su piel. Decoramos con mimo la habitación para que no le falte ningún detalle, que la temperatura sea adecuada, que haya luz natural, que la pintura no sea tóxica. Elegimos sus primeros juguetes para que lo estimulen pero que sean apropiados, sin piezas pequeñas que puedan desprenderse y provocar riesgo de asfixia. Preparamos el ritual del baño con los mejores productos para su piel, vigilando con esmero la temperatura del agua. Y en cuanto a la alimentación procuramos alargar siempre que podemos la lactancia materna, cocinamos con productos naturales y se los vamos introduciendo poco a poco asesorados en todo momento por nuestro pediatra.

Si analizamos con detenimiento todos los aspectos que hemos comentado, nos daremos cuenta que todos ellos van destinados en su mayoría a fomentar el bienestar físico de nuestro hijo, pero ¿planificamos con tanto esmero cómo vamos a conseguir que la familia sea también una fuente de bienestar psicológico  y emocional?

Si intentamos responder sinceramente a esta pregunta, la mayoría responderíamos que más bien vamos improvisando y que hacemos lo que podemos con el poco tiempo del que disponemos, con el estrés del trabajo y las pocas medidas de conciliación con las que contamos. Con la ayuda muchas veces de los abuelos, que hacen lo que pueden y que no entienden muy bien “estas teorías modernas” para educar a los niños que imperan hoy día.

En este post vamos a dar algunas indicaciones sobre cómo procurar dicho bienestar:

  • Rutinas, orden y buenos hábitos: Procurar un ambiente tranquilo. Tener bien organizado su tiempo y su espacio contribuye a que su mente esté también más organizada.
  • Evitar la permisividad: decir NO, poner límites. Que el poco tiempo que pasamos con ellos no nos impida decirles que no en determinadas circunstancias para evitar discusiones. Esto les ayudará a ir trabajando poco a poco la tolerancia a la frustración tan necesaria a lo largo de la vida para sobrellevar los sinsabores que le acontecerán cuando sea mayor. Poner límites es otra forma de decirles que les queremos.
  • Coherencia entre los miembros de la familia con estos límites. Para un niño es difícil comprender e interpretar: “NO puedo hacer esto, aunque depende de con quién esté puede que SI me lo permita”. Esto desequilibraría el respeto y la confianza que tiene hacia nosotros.
  • Los padres son padres y no amigos. Establecer un buen ambiente en casa, donde haya confianza y se sientan protegidos no es lo mismo que convertirnos en colegas de nuestros hijos. Los niños necesitan una figura adulta de apoyo, pero también de autoridad. Establecer relaciones horizontales entre padres e hijos puede ser el origen de múltiples conflictos en el futuro.
  • Validar sus emociones: escuchemos atentamente sus preocupaciones, no menospreciemos sus emociones, dejemos que las sienta, las conozca y experimente todas para que el día de mañana sepa cómo se siente y qué acontecimiento le ha provocado esa emoción. Acompañémosle y enseñémosle algunas herramientas para que poco a poco desarrolle su propia forma de autocontrolar y autogestionar su estado emocional (respirar, dar un paseo, ejercicio físico, escuchar música, pintar, leer).
  • Crear un entorno afectuoso, donde se hable bien y se reciban muestras de cariño, y respeto entre todos los miembros de la familia.
  • Pasar tiempo de calidad con ellos: compartir actividades con la familia al aire libre, deportes, juegos, películas.
  • Fomentar la autonomía: Sentirse capaz de hacer cosas por sí mismo y resolver pequeñas dificultades del día a día contribuye a fortalecer la autoestima.

 

En definitiva, si tenemos en cuenta estos aspectos conseguiremos que la familia sea un entorno seguro para los niños y fuente de bienestar psicológico y emocional que les proteja en su vida adulta, favorezca su salud mental  y le dé herramientas para enfrentarse a las dificultades que se le presentarán el día de mañana.

 

Macarena Gea Maldonado

Psicóloga sanitaria AN04835