Las vacaciones son un momento esperado para relajarse, disfrutar y fortalecer los lazos con nuestra pareja. Sin embargo, muchas parejas experimentan un aumento en las discusiones y tensiones durante este período aparentemente idílico. La evidencia científica explica esto ateniéndose a las siguientes ideas:
- Existe un estrés relacionado con la planificación y expectativas:
La planificación de unas vacaciones puede ser estresante y generar altas expectativas. Las diferencias en la toma de decisiones, como elegir el destino, el itinerario o el presupuesto, pueden conducir a conflictos y tensiones. Además, las expectativas poco realistas sobre cómo deberían ser las vacaciones pueden llevar a la decepción y la frustración (Dush, Taylor, & Kroeger, 2008; Neff & Karney, 2009).
¿Cómo evitarlo?
Planificar juntos: Involucrar a ambas partes en la planificación y tomar decisiones en conjunto puede ayudar a evitar desacuerdos y mejorar la satisfacción general.
Establecer expectativas realistas: Las vacaciones no siempre serán perfectas. Reconocer que pueden surgir contratiempos y estar dispuesto a adaptarse a las circunstancias puede reducir la tensión.
- Hay un cambio de rutina y falta de espacio personal:
Esto puede aumentar la probabilidad de fricciones debido a la falta de privacidad y tiempo a solas (Randall & Bodenmann, 2017).
¿Cómo evitarlo?
Comunicación abierta: Expresar las necesidades individuales de espacio y privacidad es esencial. Establecer acuerdos mutuos sobre el tiempo dedicado a actividades independientes puede ayudar a equilibrar la convivencia.
Buscar momentos de soledad: Programar tiempo para uno mismo durante las vacaciones, incluso si es solo para leer un libro o dar un paseo, puede brindar la oportunidad de recargar energías y reducir posibles conflictos.
- Hay un aumento de las expectativas de intimidad:
Es común que las parejas esperen una mayor conexión emocional y física durante las vacaciones. Sin embargo, estas expectativas pueden llevar a la presión y frustración si no se cumplen (Dush et al., 2008).
¿Cómo evitarlo?
Comunicación asertiva: Expresar abiertamente las expectativas y deseos en relación con la intimidad puede evitar malentendidos y desilusiones. Establecer un espacio para hablar sobre las necesidades y deseos de cada uno puede fomentar una mayor comprensión mutua.
Flexibilidad y comprensión: Reconocer que cada individuo tiene diferentes niveles de deseo y necesidades sexuales puede ayudar a evitar conflictos. Practicar la empatía y la aceptación mutua puede reducir la presión y la tensión.
Así que ya sabes, las vacaciones pueden ser un momento maravilloso para fortalecer la relación de pareja y a su vez plantear desafíos. Al comprender las posibles causas de las discusiones durante las vacaciones y aplicar estrategias respaldadas por la evidencia científica, como la comunicación abierta, el establecimiento de expectativas realistas y el respeto mutuo, podemos minimizar los conflictos y maximizar el disfrute durante este tiempo especial juntos.
Si necesitas alguna aclaración más o entras en pánico, en Intelecto estamos todo el verano a tu disposición. No lo dudes, te atenderemos con sumo gusto.
María Jaén Moreno – Psicóloga Sanitaria
Kamp Dush, C. M., Taylor, M. G., & Kroeger, R. A. (2008). Marital happiness and psychological well‐being across the life course. Family relations, 57(2), 211-226.
Neff, L. A., & Karney, B. R. (2009). Stress and reactivity to daily relationship experiences: How stress hinders adaptive processes in marriage. Journal of personality and social psychology, 97(3), 435.
Randall, A. K., & Bodenmann, G. (2017). Stress and its associations with relationship satisfaction. Current opinion in psychology, 13, 96-106.
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