Es indudable que este tema es tema de gran importancia para padres y educadores. A menudo surge la pregunta de si es efectivo premiar o castigar a los niños por sus notas. Hoy te invitamos a conocer estrategias más equilibradas y motivadoras desde el enfoque de la psicología y respaldado por evidencia científica.

¿Qué efecto tienen los premios en el rendimiento académico?

 La investigación ha demostrado que el uso exclusivo de premios para motivar a los niños por sus notas puede tener consecuencias contraproducentes. Según un estudio realizado por Deci y Ryan (2000), cuando los niños se enfocan únicamente en obtener recompensas externas, su motivación intrínseca y su interés por aprender disminuyen. A medida que se acostumbran a recibir premios, su atención se centra más en la gratificación inmediata y menos en el proceso de aprendizaje en sí mismo.

El acompañamiento en el proceso de aprendizaje, tanto por educadores como por los padres, ambos figuras de referencia, es clave. Os invitamos a hacerlo desde las siguientes ideas:

  • Centrarse en el proceso de aprendizaje en lugar de hacerlo en las calificaciones. Es fundamental valorar el proceso de aprendizaje. Esto implica reconocer y celebrar los esfuerzos y avances de los niños en lugar de enfocarse únicamente en los resultados finales. Por ejemplo, en lugar de premiar únicamente por una calificación alta, se puede elogiar el tiempo y el esfuerzo invertido en estudiar para un examen, demostrando que el aprendizaje es un proceso valioso y en constante evolución.
  • Usar el reforzamiento positivo del esfuerzo: La investigación de Henderlong y Lepper (2002) ha demostrado que el elogio del esfuerzo (“se nota que te has esforzado mucho”) en lugar de la capacidad intelectual (“¡Muy bien, se nota que eres muy inteligente!”) mejora la motivación y el rendimiento académico de los niños. En lugar de premiar o castigar basándose únicamente en las calificaciones, se pueden recompensar los esfuerzos continuos y el progreso. Por ejemplo, se podría establecer un sistema de recompensas donde los niños reciban reconocimientos por cumplir metas de estudio diarias o por mostrar perseverancia en la resolución de problemas difíciles.
  • Usar la Retroalimentación constructiva: La retroalimentación adecuada y específica es esencial para el desarrollo y la mejora académica de los niños. A veces, fruto de nuestra propia frustración o con el objetivo de motivar, hacemos comentarios del tipo “así nunca vas a llegar a nada” o “si sigues así no vas a tener futuro”. Este tipo de mensajes pueden minar su autoestima además de no mejorar en el bajo rendimiento académico. La retroalimentación constructiva consistiría en ayudar a los niños a identificar áreas de mejora y proporcionar estrategias para superar dificultades. Por ejemplo, se puede ofrecer apoyo adicional, como tutorías o recursos educativos, para ayudarlo a fortalecer sus habilidades en esa área específica.
  • Enfocar desde el desarrollo del bienestar emocional: Un estudio realizado por Suldo et al. (2014) encontró una asociación positiva entre el bienestar emocional y el éxito académico. Es decir, un mal ajuste emocional puede causar bajas calificaciones. Se recomienda por tanto prestar especial atención al bienestar emocional de tus hijos/as. Esto implica crear un ambiente de apoyo, brindar herramientas para manejar el estrés y fomentar la autoestima. Por ejemplo, se puede establecer un tiempo diario para que los niños compartan sus preocupaciones o logros académicos y emocionales, proporcionando un espacio seguro para expresarse, pedir ayuda y recibir apoyo.
  • Fomentar la autonomía y la responsabilidad: Es importante que los niños desarrollen habilidades de autorregulación y asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje; esto les va a servir para el resto de sus vidas a futuro, tal y como demuestras en sus investigaciones Ryan y Deci. Esto implica empoderar a los niños para que establezcan metas realistas y tomen decisiones informadas sobre su educación. Por ejemplo, se puede alentar a los niños/as a participar en la planificación de su propio horario de estudio, permitiéndoles ejercer cierto grado de autonomía y responsabilidad.

 

Así que, como conclusión, RECUERDA:

En lugar de premiar o castigar exclusivamente por las notas, es aconsejable adoptar enfoques psicológicos respaldados por evidencia científica para motivar a los niños y promover un aprendizaje duradero. Al enfocarse en el proceso de aprendizaje, reforzar el esfuerzo, brindar retroalimentación constructiva, priorizar el bienestar emocional y fomentar la autonomía, los niños estarán mejor preparados para alcanzar su máximo potencial académico.

En Intelecto, te podemos orientar en estos procesos y verás cómo el camino no es tan complicado.

 

María Jaén, Psicóloga


 

Deci, E. L., & Ryan, R. M. (2000). The» what» and» why» of goal pursuits: Human needs and the self-determination of behavior. Psychological inquiry11(4), 227-268.

Dweck, C. S. (2006). Mindset: The new psychology of success. Random House.

Hattie, J., & Timperley, H. (2007). The power of feedback. Review of educational research77(1), 81-112.

Henderlong, J., & Lepper, M. R. (2002). The effects of praise on children’s intrinsic motivation: a review and synthesis. Psychological bulletin128(5), 774.

Suldo, S. M., Riley, K. N., & Shaffer, E. J. (2006). Academic correlates of children and adolescents’ life satisfaction. School Psychology International27(5), 567-582.