Llegada la primavera es la mejor época para que muchas familias se decidan a retirar el pañal de sus pequeños. Les mueve pensar que es un aprendizaje que tiene que quedar bien adquirido de cara a su incorporación al colegio el próximo curso.
Este aprendizaje suele generar cierta inquietud entre las familias, les parece complicado y nunca saben muy bien cómo acertar ya que hay que tomar unas cuantas decisiones.
Siempre que abordo este tema con las familias les recomiendo que no se precipiten y les planteo una serie de preguntas sobre las que reflexionar para tomar las decisiones más adecuadas para cada caso.
Estas son las cuestiones que se les planteo:
- ¿Por qué quieren iniciar el control de esfínteres en este momento?
- Si no lo empiezo ahora completamente ¿puedo hacer algo para que mi hijo/a vaya tomando conciencia del proceso?
- ¿Habrá colaboración por parte de todas las personas que están al cuidado del niño/a con respecto a las pautas a seguir?
- ¿Van a iniciar en el centro escolar el control de los esfínteres también?
- Si no lo van a iniciar aún ¿Afecta de alguna forma el que se vaya a iniciar en casa?
- ¿Conoce el niño/a dónde está situado el cuarto de baño y para qué sirven cada uno de los elementos que allí se encuentran?
- ¿Qué voy a utilizar un orinal o el wáter directamente?
- ¿Hemos hecho algún intento en casa de enseñar el control de esfínteres?
- ¿Cómo lo hemos realizado? ¿Qué resultados ha dado?
- ¿Da muestras de alguna manera el niño /a de sentirse incómodo /a cuando está mojado/a?
- ¿Tiene cierta autonomía para vestirse/desvestirse?
- ¿Tiene el niño/a un horario regular para hacer pipí o caca?
- ¿Permanece sentado/a durante al menos 5 minutos?
El momento en el que se inicia la retirada del pañal es importante por varios motivos. Como nuevo aprendizaje que lleva su tiempo, por eso se debe elegir una época en el que podamos dedicarle la atención y el tiempo que requiere. No debe coincidir con grandes cambios como una mudanza, la llegada de un hermano…Debe ser un momento tranquilo en el ámbito familiar.
La colaboración y coordinación de todos los miembros de la familia que están al cuidado del niño/a también es importante. Como lo es hacerlo en coordinación con el centro educativo, empezar en casa y no en el centro o al contrario puede alargar el proceso más de lo necesario. Las educadoras infantiles tienen mucha experiencia y pueden asesorarnos muy bien a la hora de elegir el momento y el mejor método para cada niño/a.
El control de esfínteres no empieza por quitar el pañal sin más, previamente tenemos que preguntarnos si el niño/a está preparado/a para ello. Lo importante es nunca forzar al niño/a.
Previamente podemos hacer ciertas aproximaciones para familiarizarse con el cuarto de baño y los elementos que lo componen. Pueden observar cómo se utiliza el wáter y para qué. Ya sabemos que a estas edades la imitación es una de las mejores formas de aprender algo nuevo.
También podemos sentarlo en el wáter en momentos muy concretos donde es probable que hagan pipí, por ejemplo, al levantarse por la mañana para que puedan experimentar con éxito las primeras veces que se intenta.
En muchas ocasiones las familias compran orinales o wáteres en miniatura llenos de adornos que, en mi opinión, distraen al niño/a de lo esencial que es prestar atención a lo que está ocurriendo en su cuerpo en ese instante, a las sensaciones que se tienen cuando hace pipí o caca. Por eso mi recomendación es utilizar el mismo wáter que hay en casa con un adaptador y un reposapiés para que se sienta seguro/a.
Tenemos que conseguir que permanezca sentado el tiempo suficiente, pero centrado en nuestro objetivo. Para ello es mejor no utilizar juguetes, ni por supuesto dispositivos electrónicos o móviles que lo distraigan del fin último que es hacer pipí, pero si podemos hablarles, contarles cuentos, etc. Hay numerosos cuentos que abordan este tema, en este enlace encontraréis algunos https://pekeleke.es/blog/10-cuentos-para-dejar-el-panal/.
No es aconsejable que permanezca sentado/a más de 10 minutos. Es importante alabarle por permanecer sentado/a y decirle cariñosamente que haga pipí o caca.
El clima de afecto es muy importante para conseguir el éxito, exigir o forzarles puede generar rechazo y complicar el proceso.
Y una última recomendación es no preguntarles si quieren ir al baño, probablemente nos digan que no, aunque se estén haciendo pipí, sobre todo si están jugando. Al principio no saben responder a esa pregunta, por tanto, pautemos nosotros la frecuencia con la que lo acompañaremos al baño sin ser excesivamente insistentes.
Ánimo y paciencia con las regresiones que pueden darse hasta que queda todo el aprendizaje perfectamente consolidado.
Macarena Gea Maldonado
Psicóloga sanitaria Col: nº AN0485
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