Somos la generación del “aquí y el ahora”. Esa que compra las entradas del cine por internet para no esperar cola, que encarga las compras por Amazon para que lleguen en 24h y solo consume videos de 90 segundos en Tik tok, Instagram o Youtube. Vivimos asentados en la impaciencia, pero contradictoriamente, enfocados en el futuro, exigiéndole al presente sin estar en él. No es de extrañar, que en este último año, se haya producido un aumento de la prevalencia de los trastos relacionados con la ansiedad y que nuestros jóvenes cada vez muestren más sintomatología ansiosa.

¿Con qué situación nos encontramos?

Se estima que aproximadamente el 12,5% de la población española experimentará algún tipo de trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. En particular, los jóvenes españoles muestran una alta incidencia de ansiedad, con un 15% de afectación (psicologiamentesalud.com). La ansiedad también es el trastorno mental más común en menores de 25, habiendo incrementado un 40,7% en los últimos años​ (infobae).

¿Qué repercusión tiene en nuestra salud?

La ansiedad puede afectar a nuestra salud tanto física como psicológica, mermando nuestra calidad de vida. Su presencia prolongada, puede tener repercusiones en el rendimiento laboral y académico, así como, en las relaciones personales y familiares. Afectando de manera grave a nuestro bienestar.

A nivel físico se relacionaría con: problemas cardiovasculares, trastornos digestivos, fatiga y debilidad, problemas respiratorios y dolores musculares y tensionales.

A nivel psicológico puede relacionarse con: depresión, problemas de sueño, dificultad para concentrarse, miedos, fobias y aislamiento social.

La atención plena como filosofía de vida y prevención ante la ansiedad.

Por todo ello, hoy os traemos la siguiente propuesta; adoptar una filosofía de vida basada en la atención plena como recurso preventivo.

Lo que nos propone la Atención Plena, o el ya conocido Mindfulness, es aceptar el ahora y todas las emociones que genera, atravesándolas sin prejuicios ni luchas. No se trata de evitar las sensaciones o emociones negativas (incluyendo aquellas que se relacionan con la ansiedad) sino más bien aprender a vivirlas y entender que son pasajeras. Aprender a surfear las olas del mar de las emociones y disfrutar cuando hay calma.

El Mindfulness como filosofía de vida, se centra en la atención consciente del momento presente. Con él vamos a observar sin juzgar, con apertura, curiosidad y aceptación, los pensamientos, emociones y sensaciones corporales tal como son. Esta práctica tiene sus raíces en las tradiciones budistas, y bien llevada a cabo, puede tener un impacto positivo en nuestras vidas.

¿Qué beneficios nos proporciona?

Esta práctica no solo se relaciona con un mejor manejo de la ansiedad, sino que ha demostrado ser eficaz en la reducción del estrés, mejora nuestra capacidad de atención y concentración, conlleva una reducción de la sintomatología depresiva, facilita la  regulación emocional y aumenta la conciencia de uno mismo, ayudando a identificar patrones de pensamiento y comportamiento que pueden ser autodestructivos.

Si nuestra propuesta te ha interesado, te animamos a investigar sobre el tema. También puedes realizar algún taller de gestión emocional en Centro Intelecto, basado en esta filosofía.

Mientras te dejamos una actividad para que vayas entrenando:

Ejercicio Breve de Atención Plena: Respiración Consciente

En primer lugar,  encuentra un espacio tranquilo. Siéntate cómodamente en una silla o en el suelo con la espalda recta. Relaja tus manos sobre tus piernas. Vamos a empezar:

  1. Cierra los ojos: Esto puede ayudarte a concentrarte mejor, pero si prefieres, puedes mantener los ojos abiertos con la mirada suavemente enfocada en un punto delante de ti.
  2. Concéntrate en tu respiración: Lleva tu atención a tu respiración. Observa cómo el aire entra y sale de tu cuerpo. Siente el movimiento de tu abdomen o pecho al respirar.
  3. Cuenta tus respiraciones: Inhala profundamente contando mentalmente hasta cuatro, luego exhala contando nuevamente hasta cuatro. Repite este ciclo varias veces.
  4. Observa tus pensamientos: Es natural que tu mente divague. Cuando te des cuenta de que tu atención se ha desviado, simplemente reconoce el pensamiento sin juzgarlo y suavemente lleva tu atención de vuelta a la respiración.
  5. Expande tu atención: Después de unos minutos, expande tu atención para incluir las sensaciones corporales, los sonidos a tú alrededor y cualquier otra cosa que esté presente en el momento. Observa todo sin juzgar.
  6. Finaliza el ejercicio: Poco a poco, abre los ojos (si estaban cerrados) y toma un momento para notar cómo te sientes antes de continuar con tu día.

 

Este sencillo ejercicio puede ser practicado diariamente y adaptado según tus necesidades. Esperamos que la hayas disfrutado. Recuerda, que podemos orientarte sobre este tema en nuestro Centro.

 

Fdo. Isabel M.ª Roldán Lorente.

Psicóloga Sanitaria, Col.: AN-12129