Estamos en una época del año donde consumimos mucho y además somos bombardeados por gran cantidad de anuncios publicitarios y descuentos que hacen que nuestros ojos brillen.
Factores como la llegada de ofertas del estilo Black Friday, Cyber Monday, o fechas especiales como la navidad, junto con otros factores como la edad, el estilo de vida, la personalidad, pueden influirnos a la hora de consumir o no un producto determinado. Sin embargo, el aspecto más importante que nos lleva a la acción es la motivación por cubrir unas necesidades.

Ahora que sabemos el motivo principal que nos lleva a comprar un producto, nos será de gran utilidad conocer cómo podemos utilizar esa información a nuestro favor para no acabar comprando por comprar.


Hemos recopilado 4 claves que responderán a la pregunta que tanto nos hacemos en estas fechas… ¿Cómo puedo resistirme a los anuncios llamativos y esas ofertas tan golosas?:
1. Tienes que ser consciente del producto o productos que necesitas. Haz una lista y ve a comprar con la intención de satisfacer esas necesidades.
Seguramente hayas escuchado hablar de la pirámide de Maslow, donde se clasifican, según el grado de importancia, las diferentes necesidades de una persona. Podemos destacar dos divisiones principales:
– Necesidades primarias, que son esenciales para vivir (ej. Comer, dormir las horas adecuadas, ducharse, etc.)
– Necesidades secundarias, sirven para mejorar la calidad de vida de la persona (ej. ocio, no pasar frío o calor, etc.)

Esta clasificación te ayudará a la hora de escoger los productos que realmente necesitas o no.
2. Calcula cuanto estás dispuesto a pagar por un producto en concreto o cuánto dinero quieres gastar en total para poder tachar los productos expuestos en esa lista de necesidades.

3. Ten en cuenta las diferentes metas que cubren esos productos. Piensa si te sentirás satisfecho/a una vez hechas las compras, sino es así vuelve a darle una vuelta a esa lista de productos para asegurarte de que lo quieres o es más un impulso. Aquí te vas a encontrar con  metas racionales y emocionales:
Metas racionales, son objetivas y tienen que ver con el precio, la calidad del producto, la utilidad, etc.
Metas emocionales, son subjetivas y tienen que ver con el orgullo, la posición social, la imagen, etc.
Estas metas específicas nos permiten ver con claridad esos requisitos que son importantes para uno a la hora de comprar un producto.

4. Desarrolla la tolerancia a la frustración. Cuando no es posible conseguir una meta específica.

En muchas ocasiones vamos a encontrarnos con que nuestras metas específicas no se satisfacen, por ello es importante tener otra alternativa que calme la necesidad que tenemos. Algunas de esas opciones son:

Mantener el intento: colocándonos metas realistas y alcanzables
Metas sustitutivas: buscando una opción más acorde con los requisitos que tenemos puestos. Por ejemplo “quiero el último iPhone que ha salido”, la meta sustitutiva seria “mi móvil aún funciona bien y además nunca he sido muy fan de Apple, cuando lo necesite mirare una marca más acorde con mis necesidades”
Racionalización: intentar usar la razón ante esa meta que queremos. Por ejemplo “quiero unas botas Dr. Martens”, si usamos la razón “esas botas son muy caras y, además, con lo sensibles que tengo los pies me los destrozarían”
Identificación: pensar en otras personas que también tienen la misma frustración
Esperamos que estas sencillas claves te ayuden a pensar y realizar unas compras mucho más eficientes y satisfactorias. Si, aun así, consideras que necesitas una orientación más individual y personalizada no dudes en contactar con nosotros.
Mª de las Mercedes Barba Domínguez, Psicóloga