By Dra. Mª Pilar Berzosa Grande. Psicóloga clínica y de la salud. Col. AN-1815
Estaremos todos de acuerdo de que esta cuesta es mucho más empinada que en el resto de los años que nos haya tocado vivir a diferentes generaciones. Seguimos con la Pandemia y podríamos decir que lo hacemos de forma más virulenta en esta tercera ola, con las consecuencias psicosociales que todo esto tiene.
Entiendo que es muy complicado para la población mantener una actitud optimista ante los hechos que van asolando poco a poco a nuestro país y al resto del mundo. Estamos ante un panorama que insta a la resistencia. Debemos ser garantes de un adecuado autocuidado para poder protegernos y proteger a los demás; ser pacientes para poder afrontar de la mejor forma posible, las dificultades diarias que se nos presentan a nivel práctico (especialmente de salud)
Hay personas que están muy frustradas por todo esto y deciden generar altercados sociales en diferentes países. Es lógico que con las diferencias individuales que tenemos, haya reacciones de distinto índole, pero a nivel psicológico debemos estar fuertes. Realmente, ¿sirven estos actos para el problema central de enfermedad y muerte que tenemos?
No estábamos preparados para una catástrofe así. Nadie. Veníamos de un estado de bienestar con sus más y sus menos, pero que no ponía en tela de juicio nuestro sistema sanitario y por tanto, nuestra Salud. Lo pongo con mayúsculas, porque la influencia que esto tiene para otras enfermedades es muy elevada cuando se cierran los quirófanos o no se pueden atender a los enfermos crónicos y con enfermedades graves. Esto es muy duro y puedo dar fe de ello por los pacientes a los que atendemos, que no solo tienen afectaciones psicológicas, sino muchos de ellos, problemas de salud física que, incluso, son la causa de sus depresiones, ansiedades o estrés. Por estas personas, también, pido que reflexionemos.
Así que, hoy quiero recordar con claridad que:
1.- A pesar de que la situación es muy oscura, debemos mantener un pensamiento positivo, con posibilidades de solución (ya en otro post expuse la importancia de ser optimistas ante las situaciones difíciles). No hablo de ingenuidad, sino de pensamientos que nos hagan estar en pie, animarnos para enfocarnos con sensatez en el día a día. Por ejemplo, “Si me cuido y sigo las normas preventivas podré día a día hacer algo que me haga sentir bien y sobre todo, cuando termine esta crisis, podré disfrutar mucho…” Que cada uno especifique qué es eso que le hace sentir bien.
2.- La paciencia es IMPRESCINDIBLE. Las cosas no van a la velocidad que nos gustaría o nos mereceríamos, lo sabemos. Podemos plantearnos “¿qué consigo si desarrollo la paciencia?”
3.- Junto con lo anterior, necesitamos tener una perspectiva flexible. Por ejemplo, ir adaptándonos con rapidez a los cambios que se van produciendo sin juzgar si nos gustan o no. Sin perder tiempo en algunas valoraciones. Ser operativo. Para aquellas personas más rígidas puede ser una oportunidad de ponerse en reto y avanzar en otras posturas más adaptativas, que nos hacen sobrevivir mejor.
4.- Limitar el acceso a la información es fundamental. Ver o escuchar las noticias solo una vez al día y por fuentes oficiales para minimizar el efecto de las fake news y aunque sean verdaderas, para no empacharnos. No se consigue nada más que intoxicarnos. Sustituir esto por música, documentales, programas de entretenimiento, etc.
5.- Todos los problemas graves tienen consecuencias igualmente transcendentales. Hay que ser conscientes de esto. Es cierto que es muy desagradable e injusto. No todo el mundo se va a ver igualmente repercutido, lo sabemos. Por eso, no nos podemos contagiar de un estado de malestar generalizado. Los que estén peor necesitan de los que están mejor . Y los que son más imprescindibles necesitan ser más cuidados. En este caso, es indudable que tenemos que preservar a nuestros Sanitarios. Por eso, si todos colaboramos, ellos podrán hacer mejor su trabajo y nosotros nos ponemos menos en riesgo. No necesitan nuestros aplausos, necesitan que sepamos autocuidarnos; es decir, ser maduros y responsables.
Lo mismo podemos hablar de nuestros mayores o de las personas de más riesgo. Esta situación es macrosocial.
Si a nivel individual hacemos actos para estar bien de salud y para mantener un estado emocional lo más adecuado posible, nos daríamos cuenta de que esto también se contagia, es un modelo a seguir.
No arreglamos la pandemia porque para eso se necesitan las vacunas, pero sí ponemos nuestro granito de arena a lo largo del proceso.
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